Heme aquí, desnudo en la intimidad de la noche
Con la envidia,
Que punza, que se intenta olvidar,
Que vuelve a punzar hasta la angustia,
Por el Eros ajeno.
Estoy arrobado:
Una poza de vida semitransparente brilla al ojo de la lámpara;
Brilla a lo largo de mi muslo.
Por allí otros arrobamientos han de empañar el ojo
De lámparas ahogadas por la condensación de dos alientos.
Yo soy un lunar perdido en la piel del lecho,
Soy joven, mi casa está tan lejos.
Mientras, soy tiranizado por mi mano derecha,
Y me hundo en tu centro de pétalos enredados
Por donde alguna vez te sentí gemir en vapores;
Me hundo con los ojos cerrados y el pecho amplio.
Soy joven, un adonis plateado en la soledad
Mi mano está sedienta de vida
Se disipa la envidia
Mi boca balbucea “¡Qué lejos está mi hogar!”.
Felipe
A lo que yo respondí que lo publicaría enseguida. Y además le dije: "Es como una hermosa lírica que dice: Heme aquí en mi lecho solitario y teniéndote y tendièndome, en pensamiento siempre entre mis manos te escondes, mi mano derecha que contiene tu esencia, que grita tus gemidos cuando cierro mis ojos"
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